«Por primera vez en mucho tiempo tengo fe en algo. Es como si el destino me diera una oportunidad que creo que no merezco..»
«Sus ojos, oscuros y enigmáticos, eran en general inexpresivos, inescrutables, y su silencio hacía intuir un pasado abundante en amargas experiencias. Pero esos mismos ojos brillaron el día en que Quelbos le habló sobre Aretsán: literalmente se transformó, y secundó la propuesta de Quelbos de lanzarse a la búsqueda, uniéndoseles Galdwynn —el único al que Ansp consideraba un amigo, y el único que hubiese podido contar el misterioso y oscuro pasado de su compañero—.
Un tipo curioso, Ansp. Cerrado, distante, callado, pero a la vez firme como una roca, calculador, inalterable. Ese convencimiento, esa determinación, a la que se unía su actitud siempre firme y decidida, lo convirtieron de forma natural en el líder del grupo.
—Por primera vez en mucho tiempo tengo fe en algo, Galdwynn. Es como si el destino hubiera puesto a ese copialetras en nuestro camino para darnos una oportunidad que creo que ni merecemos.
—Faltará ver si, después de tanto tiempo creyendo en Kalyrs, ese tal Domork se digna abrirnos las puertas de su paraíso.
—Sabes que no lo digo por eso.
—Ya. Puedes cambiar tus creencias, pero no tu pasado.»